Villa Barranco es un hermoso ejemplo de la arquitectura republicana de principios del siglo XX. Ha sido cuidadosamente restaurada por un equipo de diseñadores y arquitectos, destacándose como un lugar ideal para quienes buscan una estadía más tranquila en la capital peruana.
En 1920, Rosalía Zignano de Botto adquirió parte de los extensos terrenos que pertenecían a Juana Josefa Valdeavellano de Tweddle en el balneario de Barranco, en lo que había sido la finca El Pacayar del diplomático, periodista y escritor Juan Francisco Pazos Varela. Tres años después de tomar posesión del terreno, en 1923, se contrató al arquitecto polaco Ricardo de Jaxa Malachowski para construir dos “cabañas” muy similares, con techos de tejas, fachadas decoradas y una torre entre ambos edificios. Estas funcionaron como un solo lote hasta principios de los años 40, cuando fueron desmembradas.
This project, as a house in Barranco, was quite special because it has a lot of ornamentation, a facade with sculptural elements such as the mosaic frieze, and recovering all that was a challenge. They also added constructive features, such as the fact that, unlike other mansions of the time, this house was only protected by tiles that had come loose over time.
This project, as a house in Barranco, was quite special because it has a lot of ornamentation, a facade with sculptural elements such as the mosaic frieze, and recovering all that was a challenge. They also added constructive features, such as the fact that, unlike other mansions of the time, this house was only protected by tiles that had come loose over time.
En 1987, la casa principal fue declarada Monumento Nacional por su valor arquitectónico, por ser obra del reconocido arquitecto y por conservar una parte importante de la historia del distrito y de la ciudad. Así lo revela el Ministerio de Cultura sobre la casa ubicada en la calle Carlos Zegarra. No hay mucha más información sobre la casa original, ya que se encontraba en un estado bastante ruinoso.
En el segundo nivel, también se retiró el revestimiento muy dañado y se reconstruyeron las paredes. Entre estos dos pisos y el exterior de la casa, el arquitecto creó las nueve habitaciones que conforman el hotel boutique. El resto de las tejas de arcilla fueron recuperadas y renovadas siguiendo su molde, incluso copiando el sello de la marca francesa.
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